El día de hoy me ha costado mucho el escribir este devocional, aun estoy sorprendido después de días de haber recibido el mail que inspira estas líneas de cómo Dios tenía desde hace tiempo planeado lo que pasaría hace solo unas semanas.
Victor y Brenda son amigos míos desde que tengo uso de razón (bueno, al menos Victor), como buenos parralenses nos conocemos de siempre y donde vamos siempre tratamos de encontrar a la gente que es de nuestra tierra, así hice hace mas de año y medio cuando me entere que Victor y Brenda estaban en Michigan con su pequeña en el hospital y trate de verlos para expresarles mi apoyo y cariño, desafortunadamente no los vi, pero hoy entiendo porque desde ese entonces Dios me involucro en sus vidas.
La pequeña Ana necesitaba un corazón nuevo, el que tenía a su corta edad no funcionaba ya, al menos como su cuerpecito en desarrollo lo necesitaba, por tanto sus padres y los médicos hicieron todo lo que pudieron para salvarle a vida, hasta que un día paso lo inevitable, sus padres se dieron cuenta que la pequeña ya no vivía, sino que era una gran maquina la que hacía que su cuerpo funcionara, pero Ana había perdido la batalla, por tanto tuvieron que tomar la más difícil de las decisiones, el desconectar la maquina y dejar ir a su hija de acuerdo a la voluntad de Dios.
Al no ser padre, no le puedo decir que entiendo el dolor que sintieron mis amigos al tener que hacer esto, pero el solo pensarlo hace que mis ojos se llenen de lagrimas, que difícil! Que dolor, le aseguro que no sabría que hacer en una situación así, de hecho estoy seguro que Victor y Brenda tampoco.
Brenda viene de una familia apegada a Dios, pero era tanto su dolor y su enojo que decidió cerrarle las puertas de su corazón a Dios, un día hablo con Victor y le comunico que había dejado de creer en Dios y retiro todo lo relacionado a Dios de su casa, todo a excepción de una imagen de Jesús que cuelga hasta el día de hoy detrás de la puerta de su casa (ella misma no sabe porque no la quito), por otro lado Victor ante su impotencia en poder ayudarla, solo hizo lo que su corazón le dictaba, buscar a Dios, recuerdo que intercambiamos correos en ese tiempo y me decía como aun este devocional diario que le llega de manera diaria le consolaba y en él buscaba la manera de entender porque Dios había hecho lo que había hecho.
El tema de Dios quedo vetado en la familia, a Lia la hija de ambos jamás se le volvió hablar de Dios, era un tema difícil y sobre todo porque seguramente habría preguntas difíciles de contestar, la vida en oración de ambos decayó y pareciera que no había como dar marcha atrás a esta decisión.
Un día mientras Brenda recordaba a su hija Ana, tomo una decisión, hablaría con Dios y le pediría una señal, si realmente existía, le daría una señal y eso le daría las respuestas que necesitaba para volver a creer en Él, y así lo hizo, al día siguiente se preparaban ella y Lia para salir a la calle y mientras lo hacían Lia le pregunto a su mama que quien era la persona de la imagen detrás de la puerta, y que hacía ahi, a lo que Brenda le respondió «es Jesús y está tocando a la puerta para que lo dejen entrar», tras un rato y darle vueltas en su cabeza Lia dijo a su mama, «sabes Mama, cuando era una bebe Jesús hablo conmigo, me dijo que mi nombre era Lia, sabes Mama, Jesús si existe».
¿Se imagina usted el impacto que Brenda recibió al recibir una respuesta tan clara, a su pregunta? Ella pidió a Jesús una señal de su existencia y no solo recibió eso, sino lo recibió con las exactas palabras que necesitaba de parte de su hija.
Brenda confió en que a pesar de que no había recibido la respuesta que ella quería (la sanidad de Ana) había un Dios, ella no había visto lo que esperaba pero creyó en que si había un Dios este le respondería, creyó aun sin ver, como yo creí cuando Dios puso en mi corazón el orar por ellos aun sin ver el motivo, creí firmemente que lo que había en mi corazón venia de Él y al recibir este relato de ellos entiendo el porque me lo puso, por tanto el día de hoy le quiero invitar a lo siguiente, yo se que usted tiene necesidad y que a lo mejor no ve la respuesta que quisiera, no se desespere, Dios está ahí, El necesita que usted y yo creamos en El y así como la anécdota de hoy, Dios le hará saber que aun en el momento más difícil, El no dejo de estar ahí, solo que usted no lo veía.