Cuando oramos, normalmente lo hacemos con la intención de poner alguna necesidad en manos de Dios, pero también siempre en lo más profundo de nosotros nos queda la duda de si Dios realmente responderá esa petición y por la experiencia que tengo, esto se acentúa mas cuando oramos por alguna situación económica o bien por una situación de salud, ya que en nuestros ojos físicos y en nuestro entendimiento, nos es difícil el ver y entender como Dios podría resolver una situación tal.
Este fin de semana recibía instrucciones de uno de mis mejores amigos y un hombre que admiro de gran manera, Lalo mi Pastor, me decía que cuando orara por alguien cuidara el hecho de orar cosas solo buenas por alguien ya que podía correr el riesgo que al ver la situación de una persona podría declarar cosas buenas a su favor con la intención de aliviar su dolor, pero si esto que oraba no tiene un fundamento en la palabra de Dios, podría generar falsas esperanza en esta persona.
La biblia está llena de promesas, tengo entendido que son más de 2000, (nunca las he contado, pero le aseguro que he hecho uso de muchas de ellas), cada una de esas promesas es la garantía de algo que se cumplirá, ya que Dios es fiel a su palabra, por lo que es una manera por así decirlo de asegurar que lo que pedimos sea cumplido.
La cita de hoy nos habla de eso, en la palabra de Dios está contenida su ley y su ley es la guía que tenemos para vivir y el cumplimiento de ella tiene garantías de gran bendición para nosotros, así como el no cumplimiento de esta nos advierte de los riesgos que corremos al no acatarla (Levítico 26).
Por tanto, le quiero invitar a que cuando ore, cambie la manera de hacerlo, ya no simplemente pida, sino pida con el fundamento de la palabra de Dios, use cada promesa como herramienta para recordarle a Dios que tiene que cumplir nuestra petición, tome cada promesa y hágala suya y disfrute de un camino libre de tropiezo y de respuestas abundantes a su vida.