Todos tenemos conciencia de que necesitamos mas de Dios y que en definitiva le necesitamos dedicar mas tiempo, ya sea por agradecimiento, por necesidad o simplemente por amor a El, pero hay quienes piensan que esto es dificilisimo o bien tienen el temor de que si lo hacen el día de mañana serán tachados de «religiosos» o alguien les obligara a dejar de hacer ciertas cosas, o bien por el contrario, hay quienes creen que con las capacidades que tienen les es mas que suficiente para salir adelante en la vida y navegan con el «yo no le hago mal a nadie», pensando que ese es su propósito en la vida.

No soy amante de usar este termino solo que a veces es necesario, muchas personas creen que con «no hacerle mal a nadie» es mas que suficiente, aunque en realidad es un termino mediocre, no veo porque las personas quieran quedarse a menos de la mitad del camino para lo que fueron creados, no es que tengamos un «destino» sino que tenemos una oblación por el propósito que Dios puso en nosotros al crearnos.

También hay quienes se conforman con hacer «cosas buenas» por otros, pero con el puro objetivo de aportar algo, pero sin realmente tener la certeza de que es lo que Dios tiene planeado o espera para ellos, y se justifican con un «yo creo que si hago el bien, Dios esta contento conmigo».

La cita de hoy en lo particular me alienta, me enseña que tengo una manera de vivir a prueba de errores, note como dice «para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano», es decir, ya nos dijo a cada uno que hacer y no tenemos por que inventar nada, solo tenemos que buscarle, escucharle y hacer lo que nos dice que hagamos.

Le voy a poner un ejemplo, diariamente recibo correos de personas que están enfermas o que tienen a algún amigo o familiar enfermo y sufren por ello como es normal, muchos piden apoyo en oración el cual con gusto hacemos, pero pocos usan la palabra de Dios como su sustento para ello, Marcos 16:14-18, nos da la promesa de que si creemos y somos bautizados en el Espíritu Santo, tenemos autoridad espiritual aun para poner nuestras manos sobre los enfermos y estos sanaran, no porque seamos buenos, sino porque Dios nos ha enviado no solo a sanar cuerpos, sino almas y a rescatar a cuanta gente podamos, y esto no solo para que vayan al cielo cuando mueran (lo cual ya he aclarado que no sucede), sino para que puedan vivir diariamente el reino de los cielos durante su estancia en esta tierra.

Mi invitación esta mañana es a que no se quede a mitad del camino, busque lo que Dios tiene para usted, primeramente en su palabra, luego en oración y no tema, nadie le tachara de religioso una vez que vean que Dios es su respaldo, por el contrario, le buscaran para que les enseñe a ser como usted y tener en su vida lo que usted tiene.

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