Diariamente recibo muchos correos de lectores de este devocional preguntando acerca de consejos para sus situaciones personales, o bien acerca de el carácter de Dios, mas me llama en especial la atención que hay un común denominador en los correos, la firme intención de conocer mas de Dios, el aprender a tener una mejor comunión con el y por ende el ser bendecidos por su amor y misericordia.

En los tiempos de Moisés no existían libros ni se podían dar el lujo de tenerlos ya que eran peregrinos y dejarían a un lado todo aquello que fuera una carga en su camino, por ello todos los hombres de aquel tiempo iban a santuario a que se les instruyera de la palabra y estos a su vez venían y transmitían de manera diaria lo aprendido a sus familias, para que todos pudieran alabar, bendecir y temer al mismo Dios con un solo carácter y no dar pie a las malas interpretaciones, en esos tiempos vivían bajo la ley y no bajo la gracia como lo hacemos ahora, así que cualquier acto erróneo podía tener consecuencias extremas.

Muchas personas con las que platico, me comentan que tienen una fe que les «inculcaron», mas no tienen mucha idea de donde viene aquello inculcado o si esta basado en la voluntad de Dios, lo cual es muy respetable, mas sin embargo corren el riesgo de estarse perdiendo las bendiciones que vienen por promesa escritas en la palabra y que si nunca las conocemos, jamas las podremos reclamar para nuestras vidas.

Si usted es una de las personas que esta interesada en conocer mas a Dios, es muy fácil, tome su biblia, lea una fracción y trate de poner en practica aquello que aprendió, un paso a la vez, yo tengo por costumbre el leer un capitulo de proverbios diariamente (son 31 igual que los días del mes)y me esfuerzo por aplicar la sabiduría aprendida de ellos a mi vida, los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) también nos enseñan el como vivir en justicia y nos recuerdan de las bendiciones que han sido derramadas sobre aquellos que anhelan del corazón de Dios.

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