Amo la palabra de Dios, me encanta descubrir en ella como las cosas que me pasan diariamente tienen siempre una respuesta en Dios, y como para cada situación siempre hay una salida o una solución.
Ayer tuvimos la oportunidad de ir a una playa en la Riviera Maya donde nos habían comentado que había la oportunidad de nadar con las tortugas marinas que andan por la zona, así que decidimos ir y aventurarnos, y nadábamos un buen amigo y yo y su hijo de 11 años, el tramo que nadamos fue bastante largo y nadábamos contra corriente y conforme pasaba el tiempo se hacia mas intenso, el pequeño se cansaba pero estaba muy entusiasmado con lo que veíamos así que tomo la decisión de seguir adelante.
Hubo un momento en el que se le veía que no podía mas, pero como su padre vio el animo que le había puesto en llegar hasta allá, se convirtió en su principal alentador y le animaba y le decía lo orgulloso que estaba de que hubiera llagado hasta allá y le daba consejos de cómo mantener sus energías, ya de regreso, el pequeño no pudo mas, así que su padre decidió montarlo en sus espaldas y nadar de regreso con el.
Así es Dios, El nos da la oportunidad de decidir cual es el camino que queremos seguir, nos alienta durante el camino y nos ayuda cuando no podemos mas, solo nos falta reaprender el hecho de ser hijos de nuevo, a veces estamos tan acostumbrados a medir nuestras propias fuerzas y capacidades que olvidamos que podemos regresar en hombros de nuestro padre y llegar sanos y consentidos a casa.
¿Usted esta pasando por algo similar? Hoy le invito a que confíe no en las fuerzas que usted tiene, sino en las que el Padre que le amo primero pone en usted.