Hace unos días reflexionaba sobre el por que envío este devocional diario y una de las respuestas fue el recordar la confianza que tenia años atrás de que Dios haría algo a través mío, recuerdo como de joven clamaba con todas mis fuerzas a Dios el que me permitiera transmitir su amor a otros y hoy tengo el grande galardón de haber sido escuchado y tener el privilegio de dirigirme a casi 7000 personas de manera diaria.
La Biblia habla de que «La Fe es la certeza de lo que se espera y la confianza en lo que no se ve» (Heb 11:1), al escribir estas líneas yo expreso esta confianza ya que se que en el fondo de sus corazones son movidas las fibras sensibles y no por este servidor, sino por lo que Dios hace en cada uno de ustedes, de acuerdo a la cita del día de hoy, mi galardón es recibir la confirmación diaria de que Dios es quien ha hablado a través de las respuestas que recibo por parte de ustedes diariamente.
De la misma manera, el orar, el leer de la palabra de Dios, el estar en constante comunión, el no rendirse al clamar al padre, es el establecer una confianza de que El nos escucha, de que esta al pendiente y conoce mejor que nosotros mismos lo que necesitamos y nos prepara día a día para que lo recibamos, esto me recuerda de Paloma, de quien ya he platicado en este devocional, tras de cerca de 11 meses de caminar en el Señor y dudar en múltiples ocasiones sobre si escucha sus oraciones, esta recibiendo el día de hoy, cosas que sabia que necesitaba pero ni siquiera se había imaginado al comenzar su caminar en Cristo.
El día de hoy mi invitación es a recuperar y mantener su confianza, no solo en las cosas por las que ora específicamente, sino en que Dios tiene un propósito para usted, uno de ellos con certeza es que pase de solo ser bendecido a ser bendición para otros, en que su oración puede ser tan eficaz que produzca resultados inmediatos y que incluso las promesas y dones expresadas en la Biblia sean expresados en usted.
No limite su visión, la confianza es una actitud dinámica, es mas allá de de dejarle las cosas a Dios, es el perseverar, el anhelar, el no quedarse corto, el esperar en grande, es el clamar, y descansar después de ello en la certeza de que fuimos escuchados, esto una y otra vez.