Existen personas y desafortunadamente conozco a muchas que oran o piden oración y no le dan crédito a Dios de que realmente pueda primero escucharnos y segundo resolver nuestra situación o atender nuestra petición y es el porqué de que nuestras oraciones son vanas.

La Biblia nos habla una y otra vez que la palabra tiene poder y el hecho de declarar lo que uno espera es muy similar a dar instrucciones en los cielos para que las cosas sean hechas, es decir todo lo que hacemos físicamente tiene una repercusión espiritual, así mismo nos enseña que «La Fe es la certeza de lo que se espera y la confianza en lo que no se ve (heb 11:1)».

Obvio no todo lo que pedimos sucede, ni sucede en el instante de que lo pedimos ya que muchas de nuestras oraciones están mas orientadas a satisfacer a nuestro yo que a ser realmente a ser un beneficio para nosotros y por ello no tienen ningún tipo de repercusión por mucho tiempo que invirtamos en pedir una y otra vez.

Así mismo como comentaba al principio, si oramos con miedo o con la duda de que Dios pueda o quiera hacerlo, estamos quitando el 90% de poder a nuestra oración es como hablar en voz bajita a alguien que esta a 5 metros de distancia, sabrá que queremos algo de esa persona pero no será capaz de escucharnos y por ende ayudarnos, ¿no le parece lógico?.

Mi invitación del día de hoy es que medite sobre lo que ora, lo que pide y evalúe en la palabra de Dios si es algo que verdaderamente necesita o simplemente algo que quiere, y el beneficio que esto le dará, una vez seguro de que es algo que quiere pedir a su padre, entonces no solo ore, declárelo en voz alta ahí en su intimidad, vera como los resultados son distintos, empezando por la sensación de seguridad de que fue usted escuchado.

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