Para tener una fe adecuada, debemos de estar seguros de aquello que decimos creer, pues muchas veces tenemos la idea de que porque Dios es bueno nos va a cumplir cuanto le pidamos o peor aún, podemos llegar a creer que porque percibimos algo como bueno para nosotros, tiene que ver con la voluntad de Dios y que por tanto podemos aspirar a ello, el riesgo es que si no tenemos un fundamento para esto, nos podemos desanimar, desilusionar e incluso alejar de Dios simplemente porque no nos responde de acuerdo a como creímos, aun cuando esto no tuviera nada que ver con Él.
Hay partes importantes de la personalidad de Dios que muchos ignoran, tanto voluntaria como involuntariamente, una de ellas es el hecho de que Dios es un Dios celoso y no está dispuesto a compartir nuestro corazón y no habita en corazones que no están preparados y dispuestos para Él, pero como no le vemos y como nadie puede juzgar nuestra relación con Él, simplemente decidimos creer que Él está con nosotros, que nos cuida y que vela por nosotros, cuando la Biblia no dice eso, sino que somos nosotros quienes provocamos su presencia por medio de nuestra santidad.
Hablando de santidad, hay quienes tienen la muy errónea idea de que la santidad tiene que ver con el hecho de no pecar y ser “buenos”, cuando en realidad se trata de tener como primero en nuestro pensamiento a Dios, aun cuando en ocasiones nos pudiera ser imposible el dejar de pecar, pero que siempre lo hagamos con la consciencia del pecado, es decir no con la intención de que oremos y nos perdone, sino de saber que Él puede no solo perdonar nuestro pecado, sino quitarlo de nuestra manera de vivir siempre y cuando estemos dispuestos a que lo haga.
Lo nota?, creer es fácil, siempre y cuando hay un fundamento, pues si no, viviremos en constante angustia y constante incógnita de lo que pasará y con la incertidumbre de si Dios nos escucha.
Lo más interesante del asunto es que si no sabemos en qué es en lo que creemos, siempre corremos el riesgo de que la misma palabra de Dios nos pueda confundir, pues esa es la herramienta de nuestro adversario (el Diablo), pues es la técnica que usó en el Edén y la misma técnica que trató de usar con Yeshúa (Jesús) en el desierto, es por eso que la cita de hoy nos habla y dice que las aguas (la palabra de Dios se representa a sí misma como agua en la Biblia) vendrán y tratarán de arrasar con todo, y eso es simplemente el hecho de que si no conocemos la palabra de Dios y no sabemos en qué es lo que debemos de creer, la misma palabra de Dios pudiera parecer incongruente y la misma palabra de Dios podría parecer contradecirse cuando no es así, solo que cuando conocemos solo fracciones de ella, y con un criterio inadecuado, podemos caer en ese engaño y hacer que nuestra fe decaiga.
Hay personas que dicen que la Biblia es un libro manipulado por los hombres, lo interesante es que esas mismas personas suelen creer que Dios es lo suficientemente poderoso como para sacarlos de sus apuros o bien sanarles de sus enfermedades, lo interesante del asunto es que tienen una fe equivocada, pues si Dios puede sanar, y arreglar problemas, no será capaz de asegurar la integridad de su palabra?, no será capaz de asegurar que nada se altere en ella y siga integra si es el fundamento para la fe de los hombres?
Del mismo modo sucede con quienes aseguran que el Antiguo Testamento fue reemplazado por el Nuevo Testamento, siendo que el nuevo no tiene razón sin el antiguo y ambos son completamente vigentes, pero quien decide creer eso, es porque jamás ha conocido la palabra de Dios y es como el que fundamenta su casa sobre la arena.
Como lo podrá usted constatar, no hay manera de creer ni amar a Dios sin conocerlo por medio de su palabra, ese es el fundamento, no hay otro, ni las experiencias, ni los sentimientos, ni los pensamientos, solo su palabra de esa manera asegurará que usted pueda mover montañas a causa de lo que cree, porque de esa misma manera tendrá el motivo y el propósito para hacerlo, y no vendrá la palabra misma a hacer dudar.