La fe pareciera algo subjetivo y que no se puede realmente medir o interpretar, pero esa definición la establecieron aquellos que precisamente no han podido medir su fe o no se han puesto en contacto con su fe, pero aun así creen tenerla y en su afán de no sentirse expuestos, usan este tipo de argumentos.

Obvio muchos se escudan en el hecho de que la fe no es algo de este mundo, sino del mundo en el que Dios habita, pero también es cierto que nosotros venimos y pertenecemos a ese mundo en el cual Dios habita, por tanto tenemos dominio sobre todas aquellas cosas que son de aquel lugar del cual venimos, entre ellos la fe.

Hace un par de días llegue a una casa en donde se me dijo que no podía usar la palabra «no» al momento de estar esperando algo o referirme aquello que esperaba, como si el usar esa palabra fuera a «salar» el asunto o invocar algo malo por el hecho de usar esa palabra, a lo que recordé la palabra de Dios que nos habla de que debemos de confesar las cosas que no son como si fueran y no por el hecho de que así lo pensemos, suceda por magia, sino porque es una manera activa de hacer uso de nuestra fe, es decir, en vez de usar nuestro tiempo en cuidarnos de lo malo que nos pueda suceder, podemos usar uno de nuestros instrumentos de bendición (nuestra boca) y declarar con el respaldo de la palabra, las cosas que esperamos para nuestra vida.

La cita de hoy nos habla de Caleb, ayer hablamos de el y de cómo el lugar que pidió a Dios sirvió como heredad para sus generaciones futuras, pero hoy veremos como es que llego a declarar esa bendición para poderla dejar como heredad.

La cita de hoy nos habla de que Caleb se sentía fortalecido en el Señor y en lo físico, no porque cuidara mucho de su salud, sino que 40 anos atrás Dios había puesto una promesa sobre la vida de Caleb, pero también sabia que esa promesa no llegaría sola, por un lado tenia que tener fe, y mucha, para creer y esperar el tiempo adecuado, y por otro lado tenia que estar listo para cuando este tiempo se diera, y poder entrar a conquistar esa tierra que le fue prometida.

Uno de los problemas de la actualidad, es que las personas dicen tener fe, pero la realidad no saben en que o en quien tenerla, ya que en realidad no conocen a ese Dios en quien dicen tener fe, y por tanto muchas personas son incapaces de guardarse para el día del cumplimiento y mucho menos el esperar tanto tiempo a que se cumpla el tiempo mencionado por Dios.

Las personas hoy en día dicen creer y se sientan a esperar, lo mas triste es que no tienen un plan para cuando esta promesa que están por recibir se cumpla, y por tanto les es difícil creer que algún día sucederá.

Mi invitación el día de hoy es a que se detenga por un momento y reflexione, póngase a pensar, cuantas cosas de su vida son por casualidad o por aguante y cuantas realmente son porque así las planeo, piense que entre mas cosas planeadas y realizadas haya en su vida, mas se acerca al ejemplo de Caleb, en el cual usted ore por  y logre visualizar por medio de la voz de Dios el como se realizaran estas cosas.

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