Los pasados días han sido de gran enseñanza para mi, he entendido cosas que sabia en la teoría pero que no había llevado a la practica, y en los siguientes días le compartiré un poco de ello.
Una de las cosas que mas frecuentemente me toca escuchar de las personas de mi alrededor es que el sentimiento de culpa por nuestros malos caminos nos acusa, todos sabemos (ya que nuestra conciencia nos lo recuerda a cada instante) lo que hemos hecho mal delante de Dios y muchas personas piensan que para poder ir delante de El tienen primero que enderezar estos caminos y poder ser dignos y entonces ir a su presencia.
Hay tantas cosas de nuestro pasado que nos acosan diariamente y si nos avergüenzan para con nosotros mismos, que tan grande será la vergüenza para llevarlos delante de Dios, pero le voy a contar una cosa, Dios conoce nuestro pasado, nuestro presente y aun ha diseñado un futuro para nosotros si estamos dispuestos a seguirle y vivir en victoria.
Cada vez que pensamos que tenemos que enderezar nuestros caminos y luego ir a la presencia de Dios invalidamos el sacrificio que Jesús hizo por nosotros, ya que El ya puso su nombre en cada uno de nuestros pecados, aun miles de años antes de que viniéramos a este mundo, El conoce los pecados que hemos cometido y aun los que habremos de cometer, lo único que requiere de nosotros es que los reconozcamos, no delante de una autoridad espiritual ni otras personas, sino simplemente en nuestro corazón delante de El, que honestamente le hagamos un recuento de lo que hemos hecho y mostrar nuestro arrepentimiento, así como la voluntad y el deseo de no pecar mas.
La Biblia nos promete que una vez que hagamos esto (ojo, tome en cuenta que suena fácil, pero es de verdaderos hombres y verdaderas mujeres llevar nuestra realidad delante de Dios y reconocer nuestra naturaleza pecaminosa), seremos renacidos, hechos nuevos y como nos explica la palabra de hoy incorruptibles, esto quiere decir que no solo limpia nuestro pecado, sino que si lo hemos hecho de manera autentica delante de El, también pondrá en nosotros la capacidad de no pecar mas.
Cuando hablo de la capacidad de no pecar mas, es una realidad, pero también es una realidad que Dios quiere que experimentemos el hecho de que es El quien nos la da y no somos nosotros, por nuestra parte tenemos que trabajar con nuestros hábitos y pensamientos, ya que los tenemos que renovar también para que puedan encajar con nuestra nueva naturaleza incorruptible.