Anoche volaba de regreso a casa y meditaba sobre los siguientes pasos que daré en mi vida, sobre las cosas que espero y el compromiso que tengo que hacer tanto con Dios como conmigo mismo y hubo un momento en el que empecé a flaquear, a preguntarme si realmente podría llevar a cabo tantas cosas.
Esta mañana recibí respuesta inmediata a mi pregunta, el Padre jamás dejara que me desvíe de su propósito y no permitirá ni aun que las dudas me quiten mi paz y mi seguridad, solo necesita que le de el lugar que le corresponde el de Padre, el de aquel que ya lo planeo, antes incluso de que lo necesitara.
La cita de hoy nos habla precisamente de eso, necesitamos tener fe, para ser agradables a los ojos de Dios, tener nuestros ojos puestos en el objetivo mas no en el proceso por que es ahí donde perderemos la batalla, una vez que empezamos a orar por algo oramos por el algo no por el como ya que el Padre se encarga por mientras nosotros tenemos fe.
En muchas ocasiones ya he mencionado, que solemos tener mas fe en nosotros que en Dios y por ello es que batallamos, nuestros recursos son limitados, cuando les aplicamos nuestras fuerzas, pero ilimitados cuando le aplicamos el poder de Dios.
Este día haga solo una cosa, ¡tenga fe!, tanta que sea agradable a Dios y El se encargue de cumplir ese deseo o anhelo de su corazón.