En una ocasión una gran amiga compartió: «tus hechos gritan tan fuerte que no puedo escuchar tus palabras», y esa frase movió algo dentro de mi ser y me hizo reflexionar en mis actos, de cuan coherente es lo que hablo con lo que digo y que tan dispuesto estoy a ser usado por Dios en misericordia.
En muchas ocasiones consideramos el servir a nuestros semejantes como una obligación o como parte de nuestro rol en la sociedad y no como un privilegio, no nos damos cuenta que todo lo que somos y todo lo que tenemos es parte de la riqueza de Dios que puso en nuestras manos para que la compartamos y asi El nos pueda bendecir aun mas.
Y esto no se refiere solamente a las obras de misericordia con los pobres, a las cuales le recomiendo que tome parte, pero también el compartir la palabra de Dios con los que la necesitan es misericordia, aun sentarse solo a escuchar a alguien quien necesita desahogo lo es.
El día de hoy le invito a reflexionar junto conmigo que el ser parte de la misericordia de Dios es un privilegio, ore conmigo y diga en voz alta: Padre, se que tu venciste e hiciste el acto mas grande de misericordia al enviar a tu hijo a morir por nosotros, pero se que también me enviaste a imitar a Jesucristo, por tanto el día de hoy estoy dispuesto a ser parte de tu misericordia, úsame en tu maravilloso amor y muéstrame tu voluntad, para que sean bendecidos por ti atraves de mi aquellos que están necesitados de tu Espíritu…Amen