Dejemos de pelear solos y desnudos
Todos vivimos esa constante batalla en contra de aquello que pretende dominarnos, es decir el pecado que nos acosa constantemente, desde las emociones que pretenden gobernarnos, como el hacer cosas que nos gustan pero en el fondo de nuestros corazones sabemos que no agradan a Dios, el problema no es la lucha y el problema
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