Es interesante pensar que todo el tiempo y de alguna manera pretendemos adaptar a Dios a nuestro mundo, a nuestra manera de pensar y a nuestro estilo de vida y pasamos por alto su majestad, su voluntad y por ende su palabra misma.

Qué es lo que le estoy tratando de compartir?, es sencillo, solemos creer que porque hay algo en nuestro corazón y está dentro de nosotros ó bien es parte de nuestra manera de vivir, que Dios tiene que aceptarlo e incluso abrazarlo, cuando en realidad no tiene porqué ser así, siendo que nunca le hemos tomado en cuenta como para que nos hable de esto que nos pasa ó lo que vivimos.

Dios tiene una característica interesantísima, nunca cambia, es decir aquello que era pecado hace miles de años, no dejará de serlo y seguirá así por la eternidad, no es algo que pueda dejar de ser, pero sus promesas tampoco lo hacen, siempre estarán ahí y siempre estarán al alcance de todo aquel que esté dispuesto a que se cumplan en él.

Es por eso que Dios pretende número uno que le conozcamos y segundo que le temamos, pero ojo, recuerde que el temor y el miedo NO son sinónimos, el miedo es a todo aquello que es incierto y desconocido, mientras que el temor es a lo conocido, es decir, temer a Dios es saber qué es lo que va a hacer y creerle más a lo que Él ha dicho que hará y estar expectantes al respecto que a las cosas que vemos y que entendemos a nuestro alrededor.

Hace días que reflexiono acerca de esto, como lo sabe, hemos estado rodeados de sucesos infortunados, terremotos, huracanes y demás eventos, pero si hacemos una pausa en medio de todo ese caos y si nos detenemos un momento y lo pensamos bien, Dios no deja de ser Dios a causa de estos eventos, ni deja de reinar sobre el universo y no deja de estar sentado en su trono y no deja de cumplir cada una de sus promesas a todo el que cree en ellas, entonces, no cree usted que sería increíble el dejar de ser afectados por nuestro entorno y simplemente desatar bendición en medio del caos solo por el hecho de creer y aferrarnos a las cosas que Dios dijo que sí haría?

Piénselo detenidamente, Dios ama que le creamos y que le temamos, solo que nos da oportunidad de que le reconozcamos en medio de donde no esperaríamos que se presente y le demos oportunidad de manifestar su voz, su poder y su voluntad, posiblemente sea nuestra mente cerrada el único impedimento para que Dios haga lo que siempre había planeado hacer, no lo cree usted?

En muchas ocasiones oramos con la “esperanza” de que Dios haga algo, pero qué pasaría si oráramos con la certeza de que nos escucha y de que lo único que necesitamos es usar nuestras boca para repetir lo que escuchamos de Él para que su poder fluya y traiga paz, contentamiento en medio de toda duda, incertidumbre y confusión, no cree que nuestra postura de temor sería el eje que haría que los que no creen creyeran?, no cree que el temor y la certeza de las cosas que sabemos que Dios hará, serían aquellas cosas que nos quitarían esa identidad de víctimas para convertirnos en vencedores de acuerdo a la promesa de Dios?

La cita de hoy lo deja más que claro, ahora, es el mejor momento de hacer un alto y creerle a Dios más que a nuestras circunstancias, le animo a que lo haga.

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