A veces me sorprende encontrarme con personas que a pesar de tener una gran necesidad de Dios, insisten en hacer las cosas como ellas piensan y se imaginan en vez de simplemente acercarse y conocerlo de manera que vayan descubriendo su corazón y tengan la verdadera oportunidad de enamorarse de Él y dejar de lado el solo querer sus beneficios.

Esto no me canso de repetirlo, amar a Dios es mucho, pero mucho más que apretar los ojos y alguna otra parte de nuestro cuerpo, sin embargo muchos recurren al hecho de apretar “algo” con la intención de “sentir” algo que les haga acreedores de algo de parte de Dios, como si pudieran encontrar dentro de sí una emoción medio olvidada que se puede rescatar en ese momento y puede sacarlos del apuro.

A lo largo de mi vida y por medio del leer la palabra de Dios aprendí algo que le va a ser muy útil y espero que lo valore:

Nadie ama a quien no conoce y nadie obedece a quien no ama.

Esto quiere decir que hacemos las cosas al revés casi todo el tiempo, pues queremos demostrar nuestro amor a Dios por medio de la obediencia a un par de “reglas” que en realidad no entendemos y que esperamos que detonen en “algo” bueno, pero en realidad porque lo necesitamos y no porque amemos a Dios ó nos interese hacerlo.

Sé que se puede leer un poco rudo eso de que no nos interese amar a Dios, pero seamos honestos, el conocerle y el obedecerle en realidad no está en nuestra lista de prioridades en la vida y esto es porque estamos esperanzados a que Dios “tras bambalinas” nos arregle la vida porque “nos ama” y nos alivie la conciencia con ello porque al fin y al cabo no somos “tan malos”.

Lo increíble empieza a suceder el día que nos atrevemos a conocer a Dios, cuando tomamos nuestra Biblia no como una tarea tediosa, sino con la única intención de conocer a Dios y aprendemos a obedecerle porque le permitimos a nuestro corazón el irse enamorando del ser más asombroso del universo y simplemente empezamos a obedecer por inercia y no por obligación, ni por intercambio, lo ha pensado?

Es por eso que el verdadero amor a Dios se expresa única y exclusivamente por obediencia, no porque nos hayamos “convencido” por fin de que tenemos que vivir una mejor vida y ahora somos más “religiosos”, sino porque le hemos dado la oportunidad a Dios de entrar por medio de su personalidad a donde nadie más entra y nos hemos convertido como dice la misma Biblia en esclavos por amor, obedecemos porque lo único que no queremos hacer, es estar lejos de Él.

Cuando aprendí esto me avergoncé conmigo mismo y me enojé por el mucho tiempo que había perdido pensando en que “algo” tendría que hacer para conquistar a Dios y provocar su favor, hoy en día, cada día me enamoro más, porque me interesa mucho más su persona que los beneficios que de todas maneras voy a tener, cómo ve?, lo quiere intentar?

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *