Muchas veces todos nos hemos preguntado cómo es que dejaremos de pecar, cómo es que podremos ser agradables a Dios y cómo es que dejaremos de hacer aquellas cosas que no están bien delante de los ojos de Dios y que incluso en ocasiones nos atormentan y normalmente nuestro mejor método es la resistencia, sin embargo la resistencia tiene un límite y siempre llegamos al punto en donde simplemente no podemos más y terminamos cediendo ante la tentación ó bien ante el yo interno que en realidad nunca quiso dejar esa actitud ó esa manera de vivir.

De hecho muchas personas tienen la errónea idea de que les es necesario dejar de pecar ó de hacer esas cosas que están mal para luego poder acercarse a Dios, siendo que al pensar de esta manera, primeramente pasan por alto e ignoran quien es Dios y cual es el modo que Él nos invita a acercarnos a Él y por otro lado cómo es que funciona nuestro lado humano.

El problema en realidad radica en la visión, si no tenemos visión, entonces fallaremos, eso quiere decir, que si no sabemos qué es lo que haremos en vez de pecar ó de tener ciertas actitudes ó actividades, nos será dificilísimo el poder seguir adelante sin quedarnos estancados en nuestra mente pensando en eso que estamos tratando de dejar de hacer.

De hecho recuerdo con algo de simpatía el tiempo cuando trataba de dejar de fumar, recuerdo que fumaba yo tanto que pensaba que era imposible que dejara de fumar porque no sabría qué hacer con mis dedos que estaban todo el tiempo ocupados con un cigarro, era física y emocionalmente imposible, la diferencia vino cuando le di a Dios la oportunidad de intervenir.

La cita de hoy dice que la única manera que tenemos para mantenernos puros es por medio de la obediencia a la palabra, no porque eso nos haga buenos, sino porque la palabra promete 2 cosas importantes, primero promete darnos visión y rumbo y segundo promete no regresar vacía, es decir, cada vez que tengamos contacto con ella, hará estragos en nuestra persona y cambiará tanto la manera en la que vemos las cosas y como las hacemos, dependemos de la palabra para mantenernos enfocados.

Pero por favor no piense que la palabra nos quita las ganas de pecar, no, eso es algo que la Biblia misma nos dice que no se nos quitarán, pero la palabra si promete que Dios por medio del su Espíritu, nos equipará con nuevos frutos, entre ellos el dominio propio el cual se basa obviamente en el poder de Dios, pero segundo en el enfoque y en la visión que Dios nos dará y recordará constantemente.

La palabra de Dios no está ahí para cuartar nuestras vidas, ni para hacer de nuestra rutina algo aburrido pues dejamos de hacer todas las cosas divertidas que el mundo hace, la palabra está ahí, primeramente para que conozcamos a Dios, pues en realidad todo lo que la Biblia hace es describir su carácter, pues la Biblia se trata de Él y no de nosotros como muchos creen y cuando vayamos conociendo el carácter de Dios sabremos actuar como Él lo hace, pues hemos sido creados a su imagen y con la capacidad de expresar su naturaleza (semejanza).

De modo que para hacerlo más sencillo, debemos de tener la plena confianza de que Dios pretende darnos visión y confirmarla de manera diaria y es Él mismo quien nos dice por medio de su palabra que la única manera que tenemos para dejar de pecar es por medio de la obediencia a su palabra, la cual es todo menos aburrida si le damos la oportunidad de que nos ilustre y nos muestre el carácter de Dios.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

2 Comentarios

  1. Maravilloso mensaje, la oalabra de Dios es simplemente infinitamentr generosa.
    Excelente mensaje
    cristoanuar12@gmail.con

  2. Exelente mensaje de la palabra de Dios